Después de las celebraciones de la Semana Santa de 1947, se acuerda ampliar y reformar de nuevo la junta directiva, quedando de la siguiente forma: D. José Besó Martí, Presidente; D. Jaime Benlloch Peris, Vicepresidente; D. José Mª Baviera Palop, Secretario; D. Rafael Almerich Martínez, Vicesecretario; D. José Ferrís Silla, Contador; D. Alberto Medina Garrigues, D. Juan José Mena Tormo, D. Manuel Lerma Medina y D. Ángel Simó Urios, Vocales.
Uno de los primeros acuerdos tomados de esta nueva junta y, debido a las dificultades cada año más crecientes para poder desfilar en la procesión del Santo Entierro, algunos de ellos consideraron que la hermandad al denominarse exclusivamente Hermandad de Cristo Resucitado, únicamente debía procesionar el Domingo de Gloria. Uno de los acuerdos, fue el denominarla “Hermandad de Cristo Resucitado y de la Vera Cruz”, por lo que se decide entre todos los miembros poseer un nuevo paso propio y, en consonancia con la nueva denominación, que les permitiese participar en los actos semanales con las otras hermandades sin mayores contratiempos.
Ante la posibilidad, de que el hermano D. Francisco Martínez Mora, pudiese conseguir de algún miembro del estamento eclesiástico un “Lignum Crucis”, se le otorgan plenos poderes para realizar las oportunas gestiones. Los tramites realizados consiguieron dar su fruto y finalmente, un pectoral con tan preciada reliquia daría grandeza a nuestra hermandad, integrándola en la procesión del Santo Entierro y, realzando la Semana Santa Torrentina. A partir de este momento el Paso/Relicario de la Vera Cruz, contaría con un fragmento de la Cruz de Cristo.
En el interés de todos los miembros de la hermandad, se centraba en el participar en las celebraciones del año 1948 con el nuevo paso, por lo que convocada una Junta General Extraordinaria, aprobando el gestionar un préstamo solicitado a la Caja de Ahorros de Torrent, haciéndose solidarios y responsables todos los miembros pertenecientes.
La cantidad solicitada alcanzaría la cantidad de 6000 pts. (36,06 €) por lo se pudo hacer frente a los gastos del nuevo Trono/Anda que constaría una vez finalizado de: El Bajo Palio, que fue confeccionado y bordado por las Religiosas Operarías Doctrineras de Alacuás, seis barrotes para su sostenimiento, cuatro faroles metálicos cuya base de madera estaba completamente torneada y, un artístico repujado metálico a su alrededor realizado sobre latón. Para la colocación del “Lignum Crucis” se diseña una estética Cruz, trabajada en madera por Don Daniel Suay y Don Vicente Navarro.
La solemne ceremonia de bendición del nuevo paso, tuvo lugar en la Parroquia de la Asunción de Ntra. Sra. el día 7 de marzo de 1948, celebrándose al efecto una misa de Comunión General. Esta ceremonia fue apadrinada por D. Antonio Collado Alarcón y D.ª Consuelo Mora Mora. La misa, fue oficiada en sufragio del alma del presidente D. José Besó Martí, ya que unos meses antes había fallecido.
Fue tan profundo el sentimiento de dolor que había quedado manifestado en el entorno de la hermandad, que en el funeral celebrado el primero de septiembre de 1947, que el gasto del entierro fue costeado por todos los miembros de la hermandad.
Antes de la bendición del paso, quedo aprobado el acuerdo adoptado por la junta directiva, en una reunión celebrada el 23 de febrero de 1948, de nombrar Hermano Mayor Honorario al Reverendo cura párroco D. Felipe Navarro Nogueroles y Hermanos de Honor a D. Antonio Collado Alarcón, Juez de Primera Instancia del Distrito de Torrent; D. Eugenio Ciscar Climent, Juez Comarcal; D. Ramón Besó Peiró, Industrial; D. Rafael Gandia, Director del Banco Español de Crédito en Torrent; D. José Cogollos Ballester, Industrial de Valencia; D. Vicente Calatayud, Presbítero; D. Justo casaban Martínez, D. Justo casaban Juliá y D. Germán Ferrer García a quienes se les hizo entrega del correspondiente recordatorio de dicho nombramiento.
Otros problemas surgirían en pocos años, ya que las dificultades que nos encontramos en el traslado del anda a hombros, durante la procesión del Santo entierro, sumadas a que el resto de las hermandades disponían de su correspondiente carroza para los desfiles procesionales, motiva una nueva construcción. La base de su estructura se forma a partir de la adquisición de un chasis de coche viejo; igualmente, se procede a la renovación del palio, bordado y confeccionado, como el anterior por las religiosas Doctrineras de Alaquàs y, se cambian los barrotes de madera para su sostenimiento, por otros metálicos. Lo remataría un faldón de color negro dándole una imagen más presencial. Esta importante reforma, se efectúa para las celebraciones de la Semana Santa de 1954, aunque los primeros intentos de realizarla datan de año 1949.
Llego uno de los años más esperados. La celebración de la Semana Santa del año 1954, la hermandad procesionaria con su nueva anda reformada. Otra de las satisfacciones de la hermandad, pasaría por presentar su primera Reina del Encuentro y Ángel de Resurrección. La Señorita afortunada fue Inmaculada Barat Mora, que acompañada por sus camareras Concepción Villareal y María García Moreno, así como de sus pajes Rosario Miguel Costa y María Navarro Fenoll, nuestra hermandad comenzó a escribir otro capítulo en su historia; sobretodo en sus reinas.
La necesidad de poder disponer de un lugar donde ubicar tanto la imagen de Cristo Resucitado como el paso de la Vera Cruz durante todo el año, motiva que el hermano D. José Ferrís Silla, inicie una serie de gestiones para poder restaurar las hornacinas laterales correspondientes al altar mayor de la iglesia de la Asunción Ntra. Sra. La no fructificación de este cometido, obligará a colocar la imagen del Cristo Resucitado detrás del Altar Mayor, en el Trasagrario, y el “Lignum Crucis” guardarlo en el domicilio particular del hermano D. Francisco Martínez, al que pasaría con posterioridad al mismo D. José Ferrís Silla. Hasta hace muy poco, era custodiado en casa del hermano D. Rafael Almerich Martínez y, actualmente es custodiado por los hijos del mismo.
En los últimos años de la década de los cincuenta, la hermandad irá decayendo progresivamente. No se sabe cuales fueron los motivos de esta decadencia, pero si era tan grande el esfuerzo y el trabajo realizado hasta el momento desde su fundación, que a pesar de ello, el Presidente D. Jaime Benlloch hizo todo lo posible por mantener el entusiasmo entre sus hermanos. Los intentos por reorganizar su funcionamiento, se ponen de manifiesto en la realización de una convocatoria de Junta General Extraordinaria que se celebraría el 16 de febrero del año 1958, donde se cita expresamente a cada uno de los hermanos, dando todos su conformidad de asistencia a la asamblea; A pesar de ello, únicamente fueron ocho los miembros que se personaron el día de la reunión.
La hermandad, a partir de estos momentos, sólo se mantiene por el esfuerzo personal de un exiguo número de hermanos, entre los que cabe citar a: D. Rafael Almerich, D. Manuel Tordera, D. Jesús Folgado, D. Enrique Mora, D. Antonio Toledo, D. Jaime Benlloch y los hermanos D. Vicente y D. Lamberto Sanz Mora. Estos hermanos, realizaron un gran esfuerzo porque la hermandad no desapareciera. Ellos se encargarían de realizar gestiones como: venta de loterías, cobrar las cuotas a los hermanos o llevar todos los trámites burocráticos necesarios para mantener viva la hermandad. Pero el declive continuo de la hermandad, se hace evidente en los actos externos celebrados durante la Semana Santa, donde tan sólo se participa en la procesión del Santo Entierro y en la del Domingo de Gloria, con la participación de un reducido número de hermanos.